¿Pierde Trump la primera gran batalla política con los nominados?

En los Estados Unidos hay un acelerado adelantamiento de la agenda Trump 2025. Aún no ha asumido el poder y ya pareciera estar tomando algunas decisiones de trascendental significado para los habitantes de este país.

Quizá la explicación más lógica para este sentimiento radica en la altísima cantidad de votos que recibió Trump, superando incluso la propia plataforma del partido republicano.

Trump rompió récords que por muchos años se mantuvieron y dada la presencia del fenómeno de las nuevas tecnologías de la información: Las redes, nadie previó esos escenarios.

El voto popular, la alta participación, son ejemplos claros de las fronteras que traspasó como candidato.

Los demócratas intentaron vincular a Donald Trump con el Proyecto 2025, que fue impulsado por la Heritage Foundation y grupos conservadores afines antes de que Trump se postulará oficialmente a las elecciones de 2024.

La tesis del “Estado Profundo Deep State como teoría conspirativa” ha cobrado importancia comunicacional y mucho más a partir del 20 diciembre 2025, cuando inicie su segundo periodo el elegido presidente. 

Sobre ello dedicaremos otros artículos.

Los demócratas ante la histórica derrota que sufrieron, han vislumbrado un escenario que torpemente nunca imaginaron: Su desaparición como opción política, por lo menos para tres procesos presidenciales futuros.

Para ello es urgente recuperarse y por ello sus esfuerzos están muy fuera de lugar en esta circunstancia, para “sabotear” por decirlo de manera más elegante, el comienzo del nuevo periodo de gobierno federal. 

Se conoce parte de la agenda 2025 pero nadie puede a ciencia cierta asegurar acciones concretas por parte de Donald Trump.

Nadie llega a ser presidente de la primera gran potencia mundial por estúpido y Donald Trump definitivamente no lo es. 

Lo que sí creo es que los “intelectualoides” de la izquierda política en Estados Unidos subestimaron su estilo, sus discursos y hasta sus estrategias para alcanzar el altísimo nivel de conexión con el pueblo, con los electores.

Por ejemplo, los latinos a pesar de todo lo anunciado en materia de inmigración votaron por él, mucho más de lo que los estudios de opinión arrojan. 

La pregunta que no vamos a poder dilucidar en este espacio ni en este tiempo, es ¿Está preparado el estadounidense para la AGENDA TRUMP? ¿Hay sinonimia entre este personaje y el interés de las mayorías y no habló solamente de electores?

Teóricamente vistos los resultados electorales uno pudiera decir que sí, sin lugar a dudas.

No obstante apenas se asoma el telón de la obra. La cartelera es atractiva, el elenco tiene como caracterizar los personajes, esperemos los guiones.

Donald Trump es un polo de energía, que irradia y promete seguir haciéndolo, una gran movilización a su alrededor.

Su fuerza empática radica en su estilo directo, su enfoque populista y básicamente su promesa de representar a los que no tienen voz, que no son escuchadas por las elites tradicionales.

Aún no me atrevo a afirmar que él representa “auténticamente” (aunque si legítimamente) a las grandes mayorías.

Sería prematuro a pesar de lo que uno observa. Es como ver a una mujer embarazada y prever el color de los ojos, el tamaño y el rostro de lo que está por nacer.

El gobierno es aún un feto, en estado de gestación. 

Si los padres y los abuelos son blancos, las posibilidades de un color de piel oscura son improbables, salvo que estemos en presencia de lo que se llama un “salto atrás”. 

Donald Trump creó las condiciones de esa conducción de energía: 

Su retórica anti élite.

El pueblo expresa que el gobierno federal no interpreta sus necesidades.

Los sectores rurales e industriales de determinadas poblaciones creen en la necesidad de aumentar la inversión de recursos en ellos. 

También captó a los que temen porque se están destruyendo los valores tradicionales de la nación, que impulsó a los padres fundadores de Estados Unidos.

El Trump del 2016 y 2020 es distinto al del 2024 y lo vemos en el voto popular.

Habría que definir si su estilo polémico, combativo lo hace ser el reflejo de un segmento electoral más específico que general.

Origen de sus votos

Trump despertó un elector sino muerto por lo menos, despreocupado y casi inexistente a l hora de realizarse un proceso: 

Los conservadores, los trabajadores blancos de clase media y rural, los molestos con el “status quo”.

Evidentemente como lo afirmamos en el artículo de la semana pasada, Trump no sufre del mal llamado “agua tibia” y a la par de los que arrastra tras de sí, otros se unen contra él, como los progresistas, minorías urbanas y votantes moderados. 

Qué tantos hay en cada uno de estos sectores. Es un tema interesante. 

La agenda 2025: Escenarios

Hay prioridades que recogen continuidad de sus ejecutorias pasadas y más abundantes son las nuevas propuestas para resolver el complejo panorama actual.

En economía sobresalen la reducción de impuestos, producción de energía expandiendo la energía doméstica de combustibles fósiles como petróleo y gas natural. También posicionar a Estados Unidos renegociando las miradas en un comercio justo.

Destaca el tema de la inmigración con una frontera fuerte, terminar el muro y aumentar la seguridad, aunque haya que usar al ejército. 

El objetivo es minimizar la inmigración ilegal.

Fortalecer las Fuerzas Armadas, incrementar el gasto militar y modernizar los equipos.

El segundo punto más importante después del migratorio es enfrentar a China, ser más agresivos contra su influencia económica y militar.

Aunque los demócratas digan lo contrario reducir el “Estado Profundo”, reducir la burocracia federal, dándole más poder al residuo de gobierno que sobreviva.

El tercer tema luego de los señalados es secar el “pantano” de la corrupción en Washington y para ellos las más amplias reformas políticas.

El cuarto tema en prioridad y como elemento básico de la nueva sociedad y cultura es dar la batalla contra la “censura” en redes sociales y medios de comunicación, sin afectar los valores de la familia y la cultura tradicional.

La primera batalla: La confirmación de sus elegidos

La posibilidad de que sean aprobados o confirmados por el Senado son bastantes altas y me refiero en especial al caso de Pete Hegseth, Matt Gaetz (quizá el más polémico) y Robert F. Kennedy Jr.

Los grandes medios de comunicación opinan lo contrario, por ello lo vislumbro como el primer gran combate de Donald Trump contra los que derrotó y que por cierto él demandó y también contra los que salen de La Casa Blanca.

Para muchos analistas políticos de los dos partidos más importantes en esta nación son “los individuos menos calificados que jamás hayan sido nominados”.

El asunto es que no aprobarlos a ellos es directamente un golpe certero al gran ganador de este proceso “Donald Trump”.

Perder o ganar la primera batalla es vital para Trump y también para los grandes derrotados en este proceso, los demócratas.

Esto no define el futuro pero si anuncia un resultado esperanzador para cualquiera de los dos.

En el caso de Matt Gaetz, el resultado es adverso para el presidente electo y el propio nominado renunció a la designación. De sus consecuencia y efectos, habrá tiempo para analizar. 

Las posibilidades de que los nominados del presidente electo Donald Trump sean confirmados por el Senado son bastante buenas, según Jeff Greenfield, escritor colaborador de Politico Magazine.

La opinión de Greenfield contradice la narrativa de los principales medios de comunicación sobre las posibilidades de confirmación de Pete Hegseth, Matt Gaetz y Robert F. Kennedy Jr.

Los grandes medios de comunicación llevan días afirmando que las posibilidades de confirmación de los tres son casi nulas. La semana pasada, Punchbowl News informó a sus lectores que Gaetz “no puede ser confirmado”.

Greenfield, un abogado formado en Yale y ex redactor de discursos del presidente John F. Kennedy, informó a los lectores de Politico Magazine que la historia respalda la confirmación de los nominados de Trump, a quienes caracterizó como “los individuos menos calificados que jamás hayan sido nominados”.

En un artículo de opinión publicado el martes, Greenfield dio tres razones por las que todos los nominados de Trump serán confirmados:

  1. “La última vez que un candidato fue rechazado en el pleno del Senado fue en 1989”.
  2. “Trump ha demostrado constantemente su capacidad para intimidar a los legisladores republicanos para que cumplan sus órdenes”.
  3. “La mayoría republicana en el próximo Senado es completamente diferente a la mayoría que Trump enfrentó en su primer mandato…”.

En pocas palabras: no contengan la respiración: “El panorama del Senado… sugiere que el asombroso, casi despectivo desafío que ha hecho Trump —confirmen mis nominados o los nombraré en receso sin sus votos— probablemente tendrá éxito”.

Hasta el presente no se ha cumplido ninguno de los pronósticos, pues uno de ellos renunció antes de que se produjese el rechazo.

Sería interesante tras bastidores conocer los intríngulis de esa decisión del nominado a Fiscal General.

Se me acabó el papel…

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